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Admisiones, lista de espera y angustias

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Pasadas las 12 de la noche de ayer y cumpliendo las normas de la Universidad Complutense, colgamos en esta página web la lista de admitidos en el Colegio para el curso 2010-2011. Al mismo tiempo, se han enviado cartas a los que están en lista de espera. Así termina el proceso de recepción de solicitudes y selección entre ellas por la Dirección de este Mayor de los que van a formar parte de la comunidad colegial el próximo curso.

La verdad es que esa lista es provisional. La experiencia me dice que un buen grupo puede caer de esa lista. El sistema actual para entrar en un Colegio Mayor obliga a hacer entrevistas en varios Colegio. Y ello implica que hay jóvenes a los que se da plaza en varios Colegios a la vez. Si durante el tiempo de hacer la solicitud, los jóvenes y sus familias se vieron obligados a ir de Colegio en Colegio, ahora es el momento en que tienen la sartén por el mango. Recibidas las comunicaciones de los Colegios en los que han recibido plaza, el joven y su familia disponen de unos días para elegir con libertad el Colegio que prefieren de entre los que le han concedido plaza.

Para muchos, pues, confirmar la plaza en un Colegio significa automáticamente renunciar a las que se le habían concedido en otros Colegios. Ahí entra la lista de espera que se mueve mucho durante la primera quincena de este mes. Por la sencilla razón de que, en el momento en que una de las plazas concedidas queda libre, los directores buscamos inmediatamente de entre los que están en lista de espera y han manifestado su interés en seguir estando en ella, a alguien que cubra la plaza vacante.

El sistema funciona. Con sus limitaciones pero funciona. Permite a algunos, ciertamente no a todos, generalmente a los mejores, la posibilidad de escoger el Colegio que desean.

Y la experiencia me dice que los que de verdad están interesados en que su hijo esté en un Colegio Mayor, con todas las ventajas que eso conlleva para su educación, lo consiguen. Quizá no en el Mayor que era su primera opción, pero lo consiguen.

Por tanto, no hay que desesperar. Hay que estar atentos a las comunicaciones que se reciban del Colegio. Comunicar oportunamente, aunque sin insistir demasiado –lo que podría ser hasta contraproducente–, que se sigue estando interesado en obtener la plaza. Informar también si se renuncia a la plaza por haber conseguido otra en otro Colegio. Y tener algo de paciencia. Seguramente que para el 20 de julio ya todo el mundo habrá conseguido acomodo.

Y ya habrá que ir pensando en ayudar al colegial a aprovechar la nueva etapa que se abre ante él para crecer como persona, para asumir su nueva responsabilidad como universitario. Eso y no otra cosa es lo que pretendemos hacer los que dirigimos este Colegio Mayor.

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