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Aprender a decir que no

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La vida del Mayor ya está en marcha. Como cada año, a principios de octubre los colegiales han elegido a los responsables de las diversas comisiones. Para los colegiales se abre un mundo de posibilidades. Pueden participar en una de las dos obras de teatro que se preparan en el Colegio o participar en cualquiera o en varios de los equipos deportivos que representarán al Colegio en los diversos torneos que se celebran entre los Colegios Mayores a lo largo del año. Pueden escoger entre Oratoria y Debate, especialidad en la que el año pasado el Mayor consiguió el primer y tercer puesto en el torneo intercolegial de primavera o anotarse en el aula de la naturaleza y participar en las salidas a la sierra que se organizan cada domingo. Hay más comisiones y actividades en el Colegio Mayor.

Además están los amigos, las pachangas a final de la tarde en la pista de furbito, las fiestas que se organizan en los diversos colegios, facultades y escuelas universitarias, las conversaciones y diálogos con los amigos recién encontrados o reencontrados después del verano. Por no hablar de las abundantes series de televisión y películas que algún compañero tiene atesoradas en su disco duro y que presta sin problema a todo el que las quiera ver.

A la vista de todo esto, algunos padres entenderán la razón por la que en la entrevista de solicitud, cuando me decían que pedían plaza en el Colegio porque querían para su hijo un lugar donde hubiese ambiente de estudio, les decía que si era eso lo que querían, mejor le mandaban a su hijo a un piso alquilado para él solo. Porque, les decía, un Colegio Mayor es un lugar lleno de tentaciones contra el estudio. Entre los 160 colegiales hay siempre alguno que llegará a tu cuarto para invitarte a jugar una partidita al mus o al billar, para salir a dar una vuelta o para que completes el último que hace falta para jugar la pachanga o para...

En el Colegio Mayor hay ciertamente ambiente de estudio pero sólo lo encuentran los que saben decir que “no” a todas esas tentaciones. Los que saben organizarse su tiempo y escoger las actividades en las que van a participar. Los que son responsables y tienen claro a lo que han venido. Es como si ese “no” fuese una llave que abriese la puerta a otro Colegio “Jaime del Amo” diferente del que se ve a primera vista. Algo parecido al andén de donde sale el tren que lleva a Harry Plotter a su Hogwarts, donde se dedica a lo que verdaderamente le interesa.

No siempre es fácil decir que “no”. No todos lo consiguen. No todos llegan a traspasar esa puerta. No todos llegan a entrar en ese Colegio “Jaime del Amo”, donde reside el verdadero espíritu del Colegio, el de los buenos colegiales que trabajan con seriedad y también saber divertirse cuando toca. Que son responsables con su tiempo y con el esfuerzo que hacen sus padres. Pasar esa puerta es difícil pero no imposible. Enhorabuena a todos los que lo logren este año.

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