La bandera de la solidaridad

La bandera de la solidaridad

Algunas banderas se enarbolan más fácilmente que otras en nuestro Mayor. En estos últimos días la bandera de nuestros colores se ha exhibido con orgullo en nuestras pistas. Ya hemos felicitado a nuestros esforzados y exitosos representantes deportivos. Pero, al mismo tiempo, por desgracia, ha pasado un año más como de puntillas la semana de la solidaridad. Esta bandera no ha lucido tanto ni ha generado aplausos y comentarios. Se han organizado diversos actos con asistencia diversa, más bien escasa: una charla con experiencias de proyectos solidarios en Haití, India, Filipinas y Honduras impulsados por la fundación Proclade, un partido de vóley solidario cuyo respaldo fue casi nulo, una película sobre el problema de la inmigración africana y una novedosa y, finalmente significativa cena del hambre como colofón.

Formar parte de nuestro colegio es participar de una educación que va más allá de tener éxito en el estudio y hacer amigos. Tanto o más importante que el estudio, los amigos, el deporte es aprender desde ya a participar en el esfuerzo común para hacer de esta sociedad un lugar mejor y más justo para todos. Por eso no queremos que la semana de solidaridad deje de tener sitio en nuestro colegio porque creemos es fundamental abrir los ojos, conocer esa realidad y tomar conciencia de que hay mucho por hacer para que todos tengan los derechos de que nosotros gozamos ahora.

Por eso, junto a la tristeza que produce la indiferencia de algunos, me alegra profundamente esa experiencia que la noche del jueves vivieron un grupo de 15 colegiales. Renunciaron a su cena para compartirla con gente de la calle y divididos en tres grupos fueron al encuentro de esos que están en nuestras calles y agradecen un bocadillo porque no tienen ni donde dormir ni qué comer. Estar junto a ellos, charlar un rato con ellos –en algún caso probablemente nadie les ha dirigido la palabra en todo el día porque huelen mal y van mal vestidos- ayuda a abrir los ojos ciertamente, posibilita que algo pueda cambiar en nosotros mismos y en nuestra sociedad en el futuro. Estos gestos ayudan a conocer otra realidad no tan luminosa y sonriente como la que estamos acostumbrados a ver. Se trata de abrir los ojos a otra realidad lejana a nuestro cotidiano vivir, pero que está ahí, realidad dolorosa y difícil en que viven muchas personas en nuestro mundo.

Por gestos como el de anoche, me fui contento a dormir, porque, aunque haya sido al concluir la semana de la solidaridad, la bandera de la solidaridad se ha alzado orgullosa también en nuestro mayor. Hay veces en que uno tiene el privilegio de ver los muchos valores positivos que acumulan los colegiales del Jaime. Éste fue uno de esos momentos.

Enhorabuena a quienes más directamente han puesto su ilusión y esfuerzo en organizar la semana y a quienes habéis participado en los diversos actos programados. Haciéndolo hacéis que este Colegio sea mejor. Lográis romper la burbuja de la comodidad en que a veces se recluyen los colegiales y conseguís acercarnos a todos a la realidad de este mundo. Sólo falta que seáis capaces de animar a otros a seguiros por este camino.

P. Teodoro Bahillo Ruiz cmf