Estos días los colegiales tienen de nuevo la oportunidad de tener un tiempo de diálogo con alguno de los subdirectores. El objetivo es evaluar el primer cuatrimestre. La vida en el Colegio, la convivencia, la participación en las actividades y también, claro está, el rendimiento académico manifestado en las calificaciones son el tema de conversación.
Siendo realistas, hemos de reconocer que ya está prácticamente todo el pescado vendido. El fin de curso, aunque estemos comenzando el segundo cuatrimestre, está a la vuelta de la esquina. Las calificaciones académicas suelen ser un reflejo bastante fiel de lo que en la realidad, no en su imaginación, el colegial ha trabajado. No se trata de valorar la buena voluntad ni los buenos deseos. De eso no hay que dudar que hay mucho entre los colegiales. Ahora se trata de valorar resultados. Y de enfrentarse a la realidad por desagradable que pueda ser.
Más de un colegial escuchará estos días a Carlos o David decirle: “mira a ver lo que haces, pero técnicamente estás fuera del Colegio por no superar el baremo académico.” Lo más probable es que se asuste. Ahora descubre que lo que sucedió en octubre o en septiembre, que el tiempo perdido pensando en las musarañas, viendo en el ordenador esas series de televisión o esas películas que le pasó uno de sus compañeros, o dejando embelesar por los amigos que le invitaban siempre a salir, pasa factura. Frente a esa realidad no hay forma de escabullir el bulto. Y menos si a los malos resultados académicos se une algunos avisos por mal comportamiento. Entonces la cosa ya está muy fea.
No vale pedir perdón. A nadie ha ofendido el colegial más que a sí mismo. Ha decepcionado la confianza que pusieron en él sus padres. Y también la que puso en él la dirección del Colegio cuando le concedió una plaza a él y se la negó a otro. Tendrá que trabajar duro. Porque la confianza es una bien precioso que se disipa fácilmente pero que se recupera con mucha dificultad.
También es verdad que no todos los colegiales están en la situación descrita. Hay muchos que reciben de Carlos o David una sincera felicitación por su trabajo y su buen hacer y estar en el Colegio. Pero valga este aviso de navegantes para que nadie se lleve sustos. La cosecha de invierno tiene consecuencias en julio. Lo dice la experiencia y la tradición.