Cuando escribo estas líneas, se está celebrando la primera fase del Primer Torneo de Debate “Jaime del Amo”. Hay inscritos 12 equipos: 6 de otros Colegios Mayores (Aquinas, Elías Ahúja, Isabel de España, Mendel, Moncloa y Poveda) 4 de universidades (CEU, Comillas, Complutense y Málaga) y dos de nuestro Colegio. Se van a celebrar 19 debates. Participan 14 jurados. Y han llevado el peso de la organización los colegiales que forman la Comisión de Oratoria y Debate con la ayuda del profesor de la Universidad Comillas, Guillermo Sánchez y del subdirector David. Hay mucho trabajo detrás de la organización de un torneo de este tipo.
Pero todo eso no es lo más importante. No es más que el escenario, el ambiente necesario, para que se produzcan los debates, para que 48 chicos y chicas se reúnan y discutan y dialoguen sobre un tema. En este caso se trataba de debatir si es o no sostenible el actual estado del bienestar.
Para ello se han pasado días preparando el debate –más complicado de lo que se imagina porque es justo en el momento de comenzar el debate cuando saben si van a tener que defender la postura a favor o la postura en contra–. Han buscado libros, datos, argumentos, pruebas. Han redactado sus intervenciones. Las han memorizado. Han hecho el esfuerzo de aprender a comunicar y hablar en público –ya ninguno habla con las manos metidas en los bolsillos del pantalón y la mirada fija en el suelo–.
Todo ese proceso, como me decía hace poco la directora de otra colegio mayor, es tan importante o más que cualquier examen. Porque vivir es dialogar, encontrarse con los otros, escuchar sus razones y argumentos, debatir. Porque la democracia en que vivimos es mucho más que la oportunidad de elegir a nuestros representantes cada cuatro años. Tiene mucho más que ver con el debate de las ideas, con la búsqueda en común de lo que es bueno para todos, con la escucha y la argumentación.
Eso es lo que los colegiales ponen en práctica en un torneo de este tipo. Aprenden que son importantes los contenidos pero también las formas. Se dan cuenta que siempre se puede aprender algo nuevo de la posición de los otros –de hecho, muchos, cuando no tienen debate, se van a escuchar los debates de los otros equipos–.
Un torneo de este tipo me hace concebir la esperanza de que estamos realmente contribuyendo a formar ciudadanos, personas libres y responsables, capaces de buscar juntos el bien de todos, capaces de incluir a todos y de no excluir a nadie. Un torneo de este tipo es uno de los mejores ejemplos del servicio y la oportunidad que es un Colegio Mayor para un estudiante universitarios.