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Día de Elecciones

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Hoy se celebran en España las elecciones generales. Los ciudadanos acudimos a votar. Elegimos a los diputados y senadores que nos van a representar durante cuatro años. La campaña no ha sido demasiado movida. Las encuestas parecen indicar que no va a haber discusión sobre el resultado. La oposición se hará con el poder y el partido en el gobierno pasará claramente a la oposición –escribo estas líneas cuando todavía no se han cerrado las urnas–.

¿Y mañana? Todavía habrá quién piense que con el cambio de gobierno se van a solucionar todos los problemas, que las promesas electorales se harán realidad como por arte de birlibirloque, que los políticos tienen algún tipo de varita mágica con el que transformar la realidad adversa (empresas que cierran, recortes sociales, desempleados, paro juvenil, etc.) en una especie de paraíso en un tiempo breve. Pero la realidad desgraciadamente no es así.

Un país no se levanta por arte de los políticos. No ha sido nunca así ni nunca lo será. Un país se levanta gracias al trabajo constante, esforzado y sacrificado de sus habitantes. No hay que esperar mucho de soluciones que vengan de arriba sino de lo que hagamos desde abajo.

En aquellos difíciles años cuarenta y cincuenta, había gente que pensaba que España había salido adelante por lo que Franco había hecho por ellos. Por el camino se olvidaban de lo duro que habían trabajado, de la austeridad, del esfuerzo, del pluriempleo. Todo eso fue lo que hizo de España la nación moderna que ahora es. Lo malo es que de tanto bienestar hemos terminado pensando que es un derecho que tenemos pero que estamos libres de deberes. Lo malo es que nos hemos terminado medio acostumbrando a que nos lo den todo, a que el Estado sea el papá providente que nos cuida.

Los universitarios, los colegiales del Jaime también, van a tener que contribuir con su esfuerzo a que España –y Europa– salga adelante. Hay que empezar desde hoy mismo. Y con una mayor responsabilidad que otros porque se les están ofreciendo unos medios para su formación que no están al alcance de muchos jóvenes. Aquí se cumple lo del Evangelio: al que mucho se le dio, mucho se le pedirá.

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