Así como suena. Tal cual. Martillazos, música, ensayos. Todo al mismo tiempo. Colegiales en el auditorio todo el día. Sorprende más porque el auditorio habitualmente está en desuso. Sus dueños casi en la práctica son los dos pianistas del Colegio que queman allí horas y horas ensayando al piano. Alguna asamblea, las películas y las conferencias. Nada más. El resto del tiempo el auditorio permanece en silencio y, ¿por qué no decirlo?, con mucho frío.
Pero estos días, la gente del teatro está ocupando todo el espacio del teatro. En el escenario trabajan los que preparan a marchas forzadas las paredes y puertas falsas que nos ayudarán a entrar en ese mundo mágico del teatro, que nos harán ser espectadores del interior de una casa o de una calle de cualquier ciudad donde tendrá lugar la acción de la obra. En el mismo escenario trabajan los actores ensayando por enésima mil vez su papel, tratando de dar un aire de naturalidad a lo que al principio parecía forzado, esforzándose por representar unos sentimientos y una historia que no es la suya.
Por el patio de butacas están otros esperando su vez para ensayar, comentando algunas cuestiones de la obra. Y el más importante, el que no para de ir de aquí para allá, coordinando a todos y tratando de poner orden en el desorden. Es el director. Es un colegial más que asume el trabajo de dirigir a sus compañeros. El día del estreno está cerca y todavía quedan muchas cosas por hacer. Al final, todo estará preparado. Por los pelos, pero lo volverán a conseguir. Así es el teatro en el Jaime. Es, sin duda, la actividad estrella. Tenemos dos grupos de teatro. Siempre en colaboración con algún colegio de chicas. Y nos sentimos orgullosos de ellos.
Hay que darles la enhorabuena. Por el trabajo que supone montar una obra. Es un trabajo de equipo donde todos tienen que poner su parte. No es fácil. Siempre hay alguno remolón que no va a trabajar sino a ligar con las chicas. Está el que quiere imponer sus ideas y sus ritmos. Está el que siempre adopta una posición critica pero aporta poco. Están los que curran en silencio. Y el director que tiene que coordinar a todos para que la obra (que es de todos y de ninguno) salga adelante. Participar en el teatro es sin duda matricularse en una magnífica escuela para aprender lo que es de verdad la convivencia en el trabajo –algo más complicada que en el grupo de amigotes que se van de fiesta– y cómo formar equipo.
Al final, llega el día del estreno y la representación. Es el día de más lucimiento pero no el más importante. El proceso anterior es tan importante o más. Y entra plenamente en el marco del proyecto educativo del Colegio Mayor. ¡Enhorabuena a todos los que participan en los grupos de teatro!