En perspectiva cristiana

Los que hayan leído con una mínima atención el proyecto educativo por el que se rige la vida de este Mayor –siempre digo a los colegiales que el proyecto es más importante incluso que el reglamento; éste marca los mínimos, aquél los máximos– habrán visto que se repite varias veces que el Mayor es un centro educativo católico y que todo está contemplado desde una perspectiva cristiano-humanista.

Nada se dice en ese proyecto por accidente. Los que dirigimos este Colegio Mayor somos miembros de una congregación religiosa católica: los misioneros claretianos. Nuestra misión es hacer presente el Evangelio de Jesús en este mundo en el que nos ha tocado vivir. Aquí en concreto en el mundo de la educación de los universitarios. No todos los chicos del Colegio comparten nuestra fe. Pero a todos se les exige respeto y capacidad de diálogo.

Con todo, ahí no termina nuestra preocupación. Tampoco nuestro ideal consiste en que todos vayan a misa los domingos o participen con cierta regularidad en los sacramentos. Creer en el Dios de Jesús nos lleva a creer en las personas y en su capacidad para ser de verdad personas libres y responsables, capaces de cumplir sus compromisos y de ir dando pasos en la construcción de un mundo más justo y fraterno, donde no haya fronteras ni divisiones, donde la igualdad sea la norma porque el Reino, del que tanto habló Jesús y por el que dio su vida, es un lugar de fraternidad y de convivencia de los hijos e hijas de Dios.

Actividades, encuentros, convivencia, reglamento... todo se dirige a que los colegiales aprendan y se comprometan a vivir y convivir desde la libertad y el respeto mutuo, desde la cercanía, la comprensión mutua, la tolerancia y el esfuerzo por formar una familia donde nadie se quede excluido. Todo eso es cristiano. Y todo eso es humano. Porque lo verdaderamente cristiano no se opone en absoluto a lo humano sino que lo promueve.

Para los claretianos que trabajamos en el Colegio Mayor esto es una preocupación continua. Los colegiales y sus familias están muchas veces presentes en nuestra oración de forma explícita. Es otra forma de sentir que somos familia porque todos somos hijos del mismo Dios. Entra dentro de lo posible que alguna vez no acertemos con la decisión correcta pero es seguro que lo intentamos con todas nuestras fuerzas. Porque para nosotros el Colegio no es un trabajo más. Es una forma de vivir nuestra vocación como discípulos de Jesús. Aunque no lo digamos siempre, ésta es la razón más auténtica por la que estamos aquí. Y seguiremos estando.