Los saludos de bienvenida a los padres de los nuevos colegiales, y posteriormente a los nuevos colegiales, en el comienzo de las Jornadas de Acogida, ponían en marcha el nuevo curso. Apenas han transcurrido algo más de dos semanas y ya han pasado muchas cosas. Basta asomarse a las noticias de la web para poner color y vida a estos primeros días de convivencia en el Mayor.
Cada año tiene su peculiaridad, y sin duda la nota que define nuestro Colegio en estos momentos es que los nuevos sean mayoría en el conjunto de los colegiales. Nuestra mayor preocupación, por eso, en estas primeras semanas, es que los nuevos colegiales encuentren su sitio, no pierdan la perspectiva y vayan tejiendo esa red de relaciones, de seguridades, que les permitan tener un año exitoso en todos los sentidos. Los peligros, los miedos, los riesgos, son los mismos de estos últimos años y están ahí a nuestro alrededor, visibles y tentadores. Por eso ha habido cosas buenas, de las que agradan, y otras menos. Ni vamos a cerrar los ojos a estas últimas, ni silenciar lo que se está haciendo bien.
Los nuevos colegiales, particularmente, experimentáis la libertad de elegir dónde vais y con quién, vuestros amigos, vuestra gente de confianza, a qué le dedicáis más entusiasmo y menos, cuándo y cómo os divertís, hasta dónde y con qué consecuencias os sumergís en la vorágine de estos días, al salir antes de cenar y después de cenar, fines de semana, y también entre semana.
Me gusta el buen clima de convivencia que se respira dentro del Colegio, la responsabilidad de unos cuidando de otros, la buena actitud y disponibilidad ante algunas actividades que se han organizado, la preocupación por el estudio por parte ya de algunos colegiales.
No me gusta que se siga quedando el Colegio vacío todas estas tardes porque es como una obligación salir al encuentro de otros, que se siga abusando del alcohol y se tenga que pasar lo que debería de ser una noche de diversión en un hospital, que se prefiera estar en la habitación, o viendo la televisión, a participar en una actividad de convivencia e integración. En este sentido hay una libertad por conquistar todavía. Libre para hacer, no sólo lo que más me apetece, o lo que hacen los que están a mi alrededor, o lo que me invitan a hacer quienes apenas conozco, sino lo que me conviene, lo que me da más seguridad en mi mismo, lo que me hace más honesto y responsable.
Por último deseo para estos próximos días que se active en todos el deseo de participar y responsabilizarse de la vida colegial, unos asumiendo la coordinación de las actividades, otros comprometiéndose a participar lo más posible en ellas; deseo también que los nuevos colegiales aprovechen y den lo mejor de sí en las próximas convivencias y que la inauguración del curso sea para todos realmente el pistoletazo de salida de esta carrera que supone este nuevo curso. ¡Ánimo a todos!
P. Teodoro Bahillo Ruiz cmf