Hace unos cuantos años se me acercó un colegial de los que se llaman a sí mismos “veteranos” sólo por llevar unos cuantos años en el Mayor para decirme que “había un cierto clima de temor en el Colegio, que los novatos estaban asustados ante el proceso de renovación.” No recuerdo que le respondí exactamente pero para mis adentros estoy seguro de que pensé que algunos ciertamente tenían razones para estar un poco atemorizados ante el resultado de su solicitud de renovación. Es más, con el año que llevaban, lo mejor sería que ni lo intentasen.
A principio de curso, hay una idea que se les repite varias veces a los Colegiales. Estar en un Colegio Mayor es un auténtico privilegio. El primer año se concede de gracia. Es el fruto de un expediente y una breve charla en el proceso de solicitud, en la que la mayoría de las veces el solicitante está entrenado para decir lo que espera que el entrevistador desee oír. Si hiciésemos caso de esas entrevistas ni uno de los que solicitan plaza en el Colegio ha hecho en su vida botellón ni le gusta beber. Todos hacen mucho deporte y leen todo tipo de libros. Por decir algo de lo que nos dicen y que resulta difícilmente creíble. Al final, los que formamos el equipo de dirección concedemos la plaza a unos y se la negamos a otros más basados en indicios que en certezas. Esa es la verdad.
Por eso, la plaza en el Colegio Mayor, para los de primero, tiene mucho de regalo, de don, de gracia. Pero en este mundo no se puede vivir eternamente de rentas. Los de primero tienen todo un año para demostrar que los indicios por los que se les concedió la plaza son algo más que meros indicios, que son realidades. Por así decir, el primer año se regala, la renovación hay que ganársela. Y a lo largo de todo el año.
A estas alturas ya está prácticamente todo el pescado vendido. Ya ha pasado la Semana Santa, bien tardía este año. Los que están en el plan Bolonia, la mayoría de los de primero, están con los exámenes a la vuelta de la esquina. Las actividades colegiales están dando sus últimas bocanadas. Hay que centrarse en el estudio.
Y ahora comienzan las entrevistas para los que desean renovar. Antes de las vacaciones, tuvimos una asamblea donde se les explicaron los cambios que habrá el año que viene. Para que todo el mundo sepa a qué atenerse y nadie pueda decir “yo no sabía nada” o “a mí no me dijeron nada.”
Con los que pidan la renovación haremos un repaso y evaluación de lo que ha sido este año para ellos y de cómo los vemos nosotros. Quizá a alguno se le recomiende directamente que retire su solicitud. La mayoría no tendrán ningún problema. Hay muchos chicos en este Mayor, la inmensa mayoría, que trabajan, estudian, conviven, se divierten en armonía y respeto mutuo. Hay muchos chicos que se han ganado con su buen hacer a lo largo del año la renovación. No sólo no tendrán problema en renovar, además recibirán la felicitación merecida por su esfuerzo.