Ya están llegando los primeros colegiales. Madrid les recibe con un manto de niebla y mucho frío. El invierno está aquí y, pasadas las fiestas navideñas, parece que el frío es más frío y que la humedad cala los huesos. Por delante hay exámenes, mucho que estudiar y trabajar.
¿Malo? No, simplemente, la vida que viene imparable. En cada momento toca la suyo. Pasó el primer trimestre. Los días cálidos de septiembre y octubre en los que parecía que bastaba con vivir y disfrutar. Ahora toca rendir. De hecho, algunos empezaron los exámenes ya antes de las Navidades. Ahora sólo les quedan los últimos flecos. Para unos se trata de seguir con un ritmo al que después de dos años ya están acostumbrados. Para otros, los de primero, es el momento de la verdad. Ya no vale farfullar excusas. Sólo queda hacerse responsable de lo hecho durante el primer trimestre. Para lo bueno y para lo malo. Y seguir tirando. La universidad no es cuestión de ser más o menos inteligente sino de disciplina mental y trabajo constante. No hay carrera que se resista a esa receta.
En este trimestre algunos aprenderán que se puede seguir viviendo y disfrutando mucho al tiempo que se trabaja y estudia mucho. Algunos entenderán que lo que les hace falta es organizarse bien el tiempo. Y aprender que a cada cosa hay que darle su tiempo y su importancia.
Mis mejores deseos a todos en este segundo trimestre que ahora comenzamos. Para todos, de una manera o de otra, va a ser tiempo de aprender, de madurar como personas, de irse haciendo más libres y, por ende, más responsables de sus propios actos, de su vida. Estas asignaturas, que ciertamente no figuran en el currículo de ninguna facultad ni escuela, son al final las más importantes. Ahí os deseo a todos las mejores notas. El curso ya está muy avanzado y no se puede perder el tiempo (uno de los recursos más limitados que tenemos las personas aunque no les parezca así a los jóvenes).
P. Fernando Torres Pérez cmf