Un día de este curso, o del pasado o del otro, que la memoria ya no funciona tan bien, me entregaron en portería un pequeño papel. Lo había dejado para mí un colegial. Cuando llegué al despacho, le dediqué el tiempo que se merecía. En apretada y no demasiado buena letra pero al menos sin faltas de ortografía, me pedía-exigía-demandaba que se pusiese un poco más de esfuerzo por parte de la dirección en hacer cumplir las normas que para el curso ordinario están establecidas en el reglamento colegial referentes a la vestimenta y calzado que se deben usar en el comedor y otras zonas comunes del Colegio.
Me quedé pensando un rato con el papel en la mano. Y me di cuenta de una cosa. Es que me hubiese gustado recibir más papeles de ese tipo pero referidos a otros temas. Y no precisamente referido a la conexión a internet –este año ya había recibido unos cuantos, la mayoría del mismo colegial y no precisamente con las mejores formas–. Eché de menos haber recibido papeles que me pidiesen que hiciese cumplir las normas o las tradiciones del Colegio en otros ámbitos.
Me refiero, por ejemplo, a que nunca he recibido un papel que me diga algo así como “he visto que este año las novatadas son muy duras, tenemos que hacer algo” o “estamos en época de exámenes y muchos colegiales no se han centrado, ¿podríamos hacer algo?” o “el ambiente de estudio está deteriorándose” o “se están organizando demasiadas fiestas y la gente se está gastando demasiado dinero en ellas” o “habría que organizar más actividades de voluntariado social dada la situación de crisis económica en que vivimos.”
Pero la verdad –un poco penosa– es que prácticamente ninguna queja de las que hemos recibido en dirección en estos años va en esa línea. Bueno, hubo una vez que un colegial se quejó de que sus vecinos de pasillo hacían mucho ruido y no le dejaban estudiar. Pero a ese mismo colegial hubo que llamarle la atención unos días más tarde. Había terminado sus exámenes y parece ser que daba por supuesto que los demás también los habían terminado.
Así que me quedé pensando que me gustaría recibir otros papeles con otras quejas. Y que voy a seguir esperando a que algún día los colegiales dejen de quejarse porque no se atienden sus derechos y comiencen a quejarse porque no cumplen adecuadamente con sus deberes. Espero que no sea esperar demasiado.