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Experiencia Voluntariado en Camboya, Verano 2015

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Mi nombre es Enrique Flores, soy de Jaén y soy colegial de segundo año del CMU Jaime del Amo. Actualmente curso 3º de Arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid.

El año anterior me decidí a no perder mas tiempo durante el verano, ya que los años anteriores desperdiciaba el tiempo en mis vacaciones en cosas banales, que no tenían ninguna importancia y que no me aportaban nada a nivel intelectual ni humano, así que tomé la decisión de hacer algo diferente que me llenase, y que al final del verano me sintiese transformado. Me decidí por un voluntariado, así pues me puse manos a la obra, a buscar algún proyecto en un país emergente que concordase con mis intenciones de ayuda al prójimo. Se me ofreció la oportunidad de pasar el verano de voluntariado en Camboya, en la zona indochina del continente asiático, pasando así el mejor verano de mi vida.

Trató de un plan de seis semanas, en el que un grupo de 26 voluntarios y voluntarias de edad universitaria colaboramos en distintos proyectos para ayudar a un país en el que la población, por lo general, apenas tiene un grano de arroz que llevarse a la boca y viven en casas de madera. Hicimos una gran variedad de trabajos, desde el cuidado de niños de familias humildes, animación en centros de personas víctimas de las minas antipersona, colaboración en construcción de viviendas…

La verdad es que desde el primer momento en el que se me otorgó la oportunidad de poder realizar este voluntariado, contaba las horas para poder marcharme, me moría de ganas por aportar mi granito de arena a la ayuda en Camboya, aunque era consciente de que mi estancia allí no iba a mejorar radicalmente la situación allí quería dar lo mejor de mi, y aprender con todo lo que me esperaba allí por ver.

Pasados unos meses, puedo decir sin dudarlo ni un momento, que ha sido el verano de mi vida. En lo humano, me he dado cuenta de lo simples y lo materialistas que somos aquí, un niño camboyano lloraba de felicidad cuando le regalabas una gorra de propaganda y aquí un niño de su misma edad llora si no le regalas el último modelo de un videojuego. Te das cuenta de dónde esta la verdadera felicidad, en los pequeños detalles, en darte a los demás mucho mas que a ti mismo, porque al final, recibes mucho mas de lo que das.

Para terminar, quiero recomendar vivamente a todos y cada uno de los que me estáis leyendo, en realizar un voluntariado de este tipo, sea donde sea, porque tampoco nos equivoquemos, no hay que irse a un país a 15.000 km de distancia para hacer un voluntariado, se puede hacer perfectamente en el día a día. Y sobre todo, a todos los universitarios, estamos en la obligación de realizar actividades de este tipo, ahora es cuando verdaderamente tenemos tiempo en nuestras vacaciones, y en este tipo de actividades es donde de verdad creces como persona.

Enrique Flores Gámez, delegado voluntariado CMU Jaime del Amo curso 15/16

Madrid, a 23 de Noviembre de 2015

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