Hace un par de semanas, con la decoración del Mayor, empezaba a respirarse Navidad en nuestro colegio. El vértigo del día a día y el afán por los exámenes no nos dejaban saborearlo, pero con la celebración litúrgica y la cena festiva navideña ya nos ha entrado en el cuerpo, y las vacaciones están a un paso. Son fechas de felicitaciones y deseos de todo tipo, y como director de este colegio quisiera dirigiros un mensaje antes de que las puertas de nuestro Mayor se cierren y las luces se apaguen hasta el nuevo año.
Han sido casi cuatro meses de idas y venidas, nuevas amistades, descubrimientos, alguna decepción seguramente. El paso de los días y las semanas ha ido poniendo cada cosa en su sitio. Las ilusiones y los miedos de los primeros días se han relativizado. Los estudios son un poco más complicados de lo que parecían. Unos han privilegiado sus intereses y sólo ellos, otros han sabido sacar tiempo para hacer colegio, para convivir, para hacer que otros tuviesen una vida más interesante, más rica, más familiar. Es momento de felicitar a los que han brillado por su capacidad de trabajo y su participación activa, su buen talante en la vida colegial. Pero también preguntarse por qué algunos se han quedado un poco solos, como al margen, en su mundo. No estaría mal que cada colegial, en la distancia de nuestro Mayor, dedicase un poco de tiempo a pensar si ha caminado en la buena dirección, si ha aportado su grano de trigo, a comprometerse por el camino que quiere recorrer los meses venideros.
Han pasado muchas cosas dentro, pero también a nuestro alrededor, más allá de nuestro recinto. La Navidad es mucho más que nuestro árbol, nuestros regalos y nuestros planes para los próximos días. Y mi mensaje se une al del Papa Francisco que nos invita a que contagiados por la alegría del gran don de estos días, el Niño de Belén, se despierte nuestra indiferencia, se abran nuestros ojos ante quienes sufren cerca de nosotros. “Que tu ternura, pequeño Niño de Belén, despierte nuestra sensibilidad y nos mueva a sabernos invitados a reconocerte en nuestras historia, nuestras vidas” y en todos los que nos cruzamos en esta gran ciudad y nuestros rincones esparcidos por toda España.
El sentido de la Navidad está más allá del ambiente externo de luces y consumo que vemos estos días por las calles, incluso más allá de esas preocupaciones personales que os pueden tener ensimismados ahora (exámenes, cómo viviré estos días…). Por eso, este es mi deseo: que la Navidad nos regale, en medio de nuestras preocupaciones y dificultades que nunca faltarán, un trocito de luz para volver al colegio con ilusión renovada.
Deseo a todos los colegiales –así como antiguos colegiales y familiares-, días de vida compartida en familia, de sensibilidad y de esperanza, una feliz Navidad. Y para el año que viene ilusiones renovadas, energía copiosa para alcanzar las metas propias y convivir en todas las facetas con los demás colegiales. Que este tiempo de descanso sirva para tomar las mejores decisiones para vuestra vida en el Mayor y que la presencia y cercanía con vuestra familia os sirva de apoyo en este sentido. Esperemos que lo mejor esté por venir, unas buenas calificaciones en estos primeros test y una vida colegial más participativa, más ambiciosa y sabia. Feliz navidad para todos.
P. Teodoro Bahillo Ruiz cmf