Hace algo más de un año dedicaba esta ventana de comunicación a Conchi De Frutos, gobernanta de cocina y limpieza de este colegio. Dejaba de trabajar en nuestro Mayor después de nueve años de entrega y servicio al llegar a una merecida jubilación. Hoy vuelvo a abrir esta ventana a su recuerdo por otra despedida, esta ya bien distinta y definitiva. Con sorpresa recibíamos en la mañana del martes, 18 de noviembre, la noticia de su inesperado fallecimiento. Son muchos los colegiales a lo largo de estos 9 años que la han conocido y han sido destinatarios de su carácter pero también de su dedicación y preocupación porque todo estuviese a punto. Por eso al clausurar el curso el año pasado la hacíamos un homenaje por su colaboración y dedicación generosa a nuestro Colegio. Pero la vida siempre nos sorprende y ella que parecía tan fuerte, que había comenzado una nueva etapa sin tensiones, sin madrugones, sin cansancios ha sido llamada repentinamente para el descanso definitivo.
Estas palabras sirvan de recuerdo agradecido, a esa “trabajadora esmerada pero, al tiempo, sensible para que quienes trabajaban junto a ella se sintiesen bien y los colegiales tuviesen las mejores condiciones para alcanzar sus metas”. Este colegio Mayor fue su vida, su dedicación, su preocupación durante todos estos últimos años. Por eso, el colegio, en tantos pequeños detalles y cosas prácticas, en sus manos se sintió más seguro.
Y retomo ahora las mismas palabras que escribí hace un año, pero en otro contexto, en el del viaje definitivo, el último, el que nos lleva hasta la casa de Dios Padre: “Emprendes ahora otra etapa de tu vida. Más sosegada, sin madrugones, sin tener que ir de un rincón a otro, de un piso a otro de este colegio, sin la tensión y los agobios de tener todo a punto”.
Es el momento de hacerla presente en nuestra oración y que Dios premie todo lo bueno que nos mostró, tantas horas entregadas y el cariño puesto en su trabajo. Quien quiera unirse a nuestra oración la tendremos presente en las eucaristías de este próximo domingo (13 horas) y del lunes (19 horas). Nosotros nos acordamos de ella y ella seguro que desde el cielo seguirá velando por nuestro colegio.
Descanse en paz.
P. Teodoro Bahillo Ruiz cmf