¡Hemos ganado!

Dice la historia –y este Colegio ya tiene una poca si se considera que los primeros colegiales entraron en él allá por 1967– que nunca hemos destacado mucho en deportes. Un trofeo por aquí, un campeonato por allá, unas pocas veces en la Liga del Corte Inglés. Pero nada permanente. Nada que haga que los rivales, los otros Colegios, nos miren como un Mayor especialista en un deporte o en otro.

Pero el deporte no es lo único que existe en la vida. Hay muchas otras cosas muy importantes. Hasta más importantes. El tiempo vivido en el Colegio Mayor es una oportunidad excelente para madurar como persona. Y también como sujeto activo en una sociedad tan complicada como la que nos ha tocado vivir. Ahí sí es importante participar y ganar. Porque el triunfo se lo lleva cada uno en su propia vida, en su paz interior, en su tranquilidad de saber que se está haciendo lo que se tiene que hacer.

Por eso el Colegio ofrece el voluntariado social como una de esas oportunidades de oro para crecer y madurar como personas. No son muchos los colegiales que participan en él. Pero en estos años ha ido creciendo esa participación. Lo que significa que cada vez son más los que se aprovechan de esa oportunidad, que les permite ver esta sociedad desde el otro lado. Les ayuda a salir de sus casillas –de las casillas en que están habitualmente metidos– para darse cuenta de que hay muchas personas a las que les ha tocado una vida peor y más difícil, sin tener culpa especial, sin haber cometido pecado, sin ser más vagos o perezosos. Esa experiencia permite comprender la injusticia presente en una sociedad que condena a unas personas a la marginación sólo por...

Es de esperar que esa experiencia les ayude a ver que no sólo están en la Universidad para labrarse un futuro como profesionales sino también para convertirse en miembros activos de una sociedad que entre todos tenemos que trabajar para que sea más justa, más igualitaria y más fraterna. Donde nadie quede excluido de la mesa común.

El jueves pasado se reunieron en el C. M. Poveda los colegiales que participan en voluntariado social de los diversos Colegios Mayores. Tuvieron una charla con la responsable de Caritas de Madrid. Hablaron de lo que había que llevar para hacer un auténtico servicio a los destinatarios de su misión. Pues resulta que en esa reunión, el Jaime del Amo ganó. Por número de representantes y por calidad. Esta victoria no es de las que terminan en un trofeo más en la vitrina. Pero es de las buenas, de las que valen. Es de las que conviene recordar y convertirla en una tradición. Para que el Jaime sea conocido por su participación en el voluntariado social, porque los colegiales que salen de él triunfan en solidaridad y generosidad, en compromiso con la justicia.

P. Fernando Torres Pérez cmf