Pues sí, hay que hablar otra vez de fútbol. Y no por insistir de nuevo en el comportamiento en la sala de televisión o en la cancha. Sino por otra realidad que también está desgraciadamente presente en el Colegio y que afecta a más de un colegial. Me refiero al hecho de que para algunos el mundo, su mundo, se mueve entre los estudios y el visionado de partidos de fútbol en la televisión. Digo el visionado porque es sorprendente cómo en los últimos años ha ido bajando el uso diario de las canchas para jugar pachanguitas entre grupos de colegiales, lo que es una pena.
Pero no hay que desviarse del tema de estas líneas. Lo que quería decir es que da un poco de pena que el horizonte cultural de algunos colegiales se mueva entre su afición a un equipo de fútbol –generalmente el Real Madrid– y la lectura del “Marca”, que es el periódico deportivo que se compra en el Colegio. Y ahí se terminó su mundo cultural. Claro que también se puede llegar a hojear alguno de los otros periódicos pero la sección de deportes.
De esos colegiales he dicho algunas veces que me da pena que, tras pasar unos años en Madrid, conocen apenas el camino del Colegio a la facultad o escuela, a la estación de tren o autobús y a la discoteca. Han vivido en Madrid como si hubieran vivido en Somontín, con mis disculpas para los vecinos de Somontín que en este caso sólo han servido de ejemplo. Se pierden todas las oportunidades culturales que les trae Madrid. Se pierden los museos, el teatro, las calles. Todo eso, en definitiva, que forma una ciudad como Madrid, con una vida cultural y social intensa.
Algunos padres me dirán que sus hijos han venido a estudiar. Y les respondería que entonces mejor los habían metido solos en un piso. Venir a un Colegio Mayor es comprometerse con una educación de la persona en todas las dimensiones. Son universitarios y como tales están abiertos a la vida en toda su extensión. Estudiar su carrera concreta es una obligación importante, sin duda, pero también entrar en diálogo con el resto de la cultura y de la ciencia, conocer el arte, el cine, la política. En la Universidad el reto no es formarse como buen ingeniero o abogado o cualquier otra especialidad. El reto, el verdadero reto, es llegar a ser un buen ciudadano, comprometido con una sociedad más justa y más bella. La especialidad a estudiar siempre será un medio y no un fin en sí mismo.
Por eso, el que circunscribe su horizonte cultural al estudio y al fútbol no es un buen colegial. Ni un buen universitario. Y está desperdiciando la oportunidad que la vida le está dando de formarse como persona y como ciudadano. Y también la oportunidad que el Mayor le concedió al darle una plaza. Claro que el Colegio está dispuesto a corregir su error. ¿Lo estará el colegial?