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Estos primeros días de curso están llenos de fiesta, juerga y diversión. Hay que ser realistas. Todavía no hay mucho que estudiar –y si lo hay, la mayoría de los colegiales, sobre todo los de primero, no se han enterado– y hay un mundo nuevo por descubrir. El parque está lleno de jóvenes todos los días.
Pero los días pasan y los colegiales son universitarios. El Proyecto Educativo de nuestro Mayor dice que “al final de los cinco años los Colegiales deberían haberse convertido en jóvenes adultos que han crecido en libertad y responsabilidad y se han preparado para ser miembros activos, ciudadanos en sentido pleno, de la sociedad.”
Resulta que ahora mismo nuestra sociedad está convulsionada. Estamos en crisis y eso nos afecta, nos debe afectar personal y socialmente. No es sólo que los colegiales hayan sentido que tienen un poco menos de dinero en el bolsillo para sus gastos o que este año no pudieron hacer con sus padres el crucero de todos los años. Lo que está en juego es una forma de construir la sociedad, lo que está en juego –eso dicen, al menos, los sindicatos convocantes de la huelga general– son los derechos de los trabajadores. Es decir, los derechos de los mismos colegiales una vez que, dentro de pocos años, hayan terminado sus estudios y comiencen a trabajar.
La Dirección del Colegio no se decanta, no se puede decantar, ni a favor ni en contra de la huelga. Pero entendemos que no se puede dejar pasar un momento como éste en un Colegio Mayor sin que haya un debate, sin que los colegiales dejen por un momento la fiesta y el parque –o quizá las primeras horas de estudio– que llenan estos primeros días para reflexionar, para escuchar diversas opiniones, para dialogar, para intercambiar ideas y para tomar postura. Y todo eso en un ambiente universitario, lugar de diálogo en tolerancia y libertad, en respeto y responsabilidad.
No estamos hablando de un tema extraño a los colegiales. Les afecta directamente. No se puede decir que los colegiales se deben dedicar exclusivamente a estudiar y que lo demás no les atañe. Se están preparando para ser los profesionales del mañana. De aquí a pocos años a unos les tocará ser asalariados, otros crearán sus propias empresas, otros aprobarán oposiciones y se convertirán en jueces u ocuparán otros puestos en la administración. Todos, de una forma o de otra participarán en la vida social y serán responsables de cómo sea esa sociedad, de cómo se respeten en ella los derechos de los más débiles, de cómo todos puedan colaborar para hacer una sociedad más justa y más equitativa. Por eso, los colegiales no deberían dejar pasar el día 29 de septiembre sin antes hacer una reflexión abierta sobre la huelga general. Su futuro está en juego.