Esta vez el texto no es el del Director sino de uno de los muchos aspirantes que estos días están pasando por el Colegio para hacer la primera entrevista y visitar nuestras instalaciones. Algún mal pensado podrá pensar que el autor ha sido el que habitualmente escribe estas líneas. No es así. Tiene autor con nombre y apellidos. Casi seguro que será uno de los jóvenes que el próximo curso se integre en la comunidad colegial. Seguro que leyendo esta carta, recordaréis lo que vosotros mismos pensabais y sentíais antes de llegar al Colegio.
Queridos amigos:
Cuando uno decide hacer unos estudios universitarios lejos de su casa, y se plantea la entrada en un Colegio Mayor, más allá de la información recibida sobre el colegio y sus instalaciones, hay una cuestión que es clave: ¿Cómo serán y como me recibirán los colegiales que ya tienen algún año de experiencia? Ante esta pregunta, me planteo varias opciones, una de ellas es esperar y ver que pasa, otra es describir como me gustaría que fuese mi integración en la vida del Colegio Mayor, que seguramente se dará de manera satisfactoria, gracias a vuestra colaboración.
Yo os pediría en primer lugar, que sepáis perdonar mis posibles fallos, pero que me ayudéis a superarlos con ese estilo del hermano mayor que enseña al más pequeño. A continuación os rogaría que me transmitáis lo más pronto posible, el espíritu de la institución: como ser mejor compañero, como colaborar en la vida colegial, y sobre todo como poder aportar mi ilusión, de inicio de la vida universitaria, al Colegio Mayor. Resulta habitual que se susciten muchos comentarios, ante la llegada a un colegio mayor de un nuevo estudiante sobre las llamadas “novatadas”, algo que lógicamente no sirve para nada y que define negativamente a las personas que las hacen, pero tengo la seguridad de que tales circunstancias no se producirán y que los principales objetivos de todos, veteranos y novatos, será cuanto antes formar un grupo de amigos con un impulso común, dando especial importancia a la convivencia, al saber vivir libre y responsablemente y aceptar formas de entender la vida u opciones diferentes a las mías, en resumen, en poder seguir adquiriendo una formación humana y cristiana gracias a una correcta orientación.
Confío, sinceramente en tener la oportunidad que todo lo expuesto se convierta en realidad, si por fin soy admitido y que pronto el inicio de esta carta pueda ser queridos amigos, y a continuación nombres y apellidos, sin tener que dirigirme a personas anónimas.
Un saludo y espero que nos veamos pronto.