Ruido…Silencio a fuera y… ruido de nuevo. Más profundo ahora, son tus problemas y preocupaciones. Continúas buscándolo y lo encuentras. Silencio interior, ya los problemas dejan de ocuparlo todo. Ahora cabe la amistad, el amor, Dios.
Esto se experimenta en Taizé un lugar al que unos jaimitos afortunados pudimos acercarnos de la mano del hermano Mikel este martes pasado en un encuentro con él en el CMU Vedruna.
Algo quedó claro, Taizé es especial. Un pueblo donde protestantes y católicos rezan juntos. Una comunidad religiosa ecuménica que cada año acoge a miles de jóvenes de todas partes del mundo para enseñarles silencio y mucho más.